Afortunadamente son muchas las personas que no pierden de vista los problemas del tercer mundo, personas que en mayor o menor medida tratan de ayudar aunque sea en la distancia para que los países pobres o menos desarrollados puedan salir adelante y no estén siempre tan al margen.
Ahora un inventor británico llamado Josh Silver quiere facilitar el suministro de doscientos millones de gafas a los países en vías de desarrollo. Su idea ha sido crear una gafas autograduables, es decir que quien las reciba no tendrá que esperar a que llegue un óptico a su aldea para que se las gradúe, ni tan siquiera tendrá que cambiar las lentes. ¿Cómo es esto posible?.
Las gafas de este inventor poseen dos membranas muy finas y se distribuyen junto con un gel de silicona. Para ajustar la graduación el usuario tiene que fijarse en un panel de referencia e ir introduciendo más o menos gel para cambiar la curvatura de la lente hasta que se pueda leer el panel con nitidez.
De esta manera se pueden enviar las gafas a las escuelas del tercer mundo, donde sería el personal sanitario o los profesores quienes ayuden a sus alumnos a graduar sus gafas. Hasta ahora se han realizado pruebas y el resultado ha sido absolutamente satisfactorio.
Lo mejor de todo es que se trata de un sistema sencillo y realmente barato, ya que cada par de gafas sale por unos 17 euros, aunque una vez se ponga en manos de expertos la idea es que el coste de fabricación se rebaje a un euro!, con lo cual su viabilidad sería total.
Josh Silver ha reconocido que lleva un par décadas trabajando en el prototipo en sus ratos libres, ya que su ocupación principal era la de profesor de física en la Universidad de Oxford, y actualmente la de director del Centro de Visión en el Mundo en Desarrollo, ubicado también en Oxford.
Visto en The Guardian
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